Norma Quixtan De ChojojGUATEMALA__________________ |
NACIMIENTO, NIÑEZ Y ADOLESCENCIA.
Mi nombre es NORMA QUIXTAN DE CHOJOJ; nací en la ciudad de Quetzaltenango un 23 de Junio de 1958. Hija de Mauricio Quixtán y Juana Argueta de Quixtán, soy la tercera de cinco hijos de mis padres. Familia campesinaMaya Kiché; en la fecha, de mi nacimiento el Calendario Maya marcaba Kieb
Tzikin, que significa Dos Pàjaros, uno que ve el pasado y otro que ve el futuro. Según los abuelos, con este signo iba a ser una persona emprendedora, comprometida con mi pueblo, abrir caminos y enfrentar retos.
Con mis padres y hermanos formamos una familia campesina Maya Kiché,luchadora ante la adversidad de la pobreza, discriminación, explotación y marginación en una sociedad de dominación ladina.
Desde niña acompañé a mis padres en el trabajo de la madre tierra y la venta local de productos de una pequeña parcela agrícola, que cultivábamos con productos tradicionales como el maíz, trigo y frijol, con cuyos ingresos apenas si alcanzaba para nuestra susbsistencia.
Compartí con mis padres el deseo y la esperanza d e un futuro mejor para sus hijos con acceso a la educación, salud y trabajo, ayudando a mis abuelos y padres en las tareas cotidianas, compartí la responsabilidad de cuidado de animales de corral, que permitía llevar un ingreso extra de dinero a casa.
A mis seis años tuve la oportunidad de ir a la escuela pública. En los años de vida escolar según referencia de mis maestros, fui una alumna líder, promoviendo y organizando a mis compañeras de clase para realizar actividades culturales y sociales; me gustaba poner interés por la buena presentación de los trabajos. En esos años después de regresar de la escuela al medio día, trabajaba en casa atendiendo a mis hermanos o vendiendo en el mercado local frutas de la temporada.
La Educación Básica la logré cursar ganando una beca por oposición en un colegio de la orden Belga, en donde tuve la oportunidad de compartir con otras jóvenes de diferentes comunidades de Guatemala.
El deseo de estudiar, ser profesional y ocupar un espacio digno en la sociedad nacional me empujaba a luchar contra la adversidad, que a la larga me permitiría proyectarme en el trabajo comunitario y contribuir al desarrollo del país.
Estando en el colegio, los fines de semana realizábamos un “voluntariado” en una comunidad, que consistía en hacer oficios domésticos apoyando a las madres de una familia indígena campesina del área rural o participar en jornadas de orientación agrícola y nutricional. Es aquí donde obtuve mi primer experiencia en organización de mujeres.
Inicialmente pensé hacerlo con madres, pero se encontró el problema del tiempo y las responsabilidades familiares, otras eran indiferentes a la idea de organización y trabajo comunitario, a otras sus principios religiosos las limitaba a participar. Como persona tuve el problema con la edad, pues con frecuencia se escuchaba expresiones como: ¿cómo una patoja le va a enseñar a las mayores cosas de la vida?
Decidí entonces tomar ese mensaje como algo positivo y empecé a invitar a jovencitas de mi edad para organizar una Escuela Comunitaria de la Mujer en la aldea Buenos Aires de Chiantla, Huehuetenango, con la idea de que en el futuro ibamos a realizarnos como esposas, madres de familia y teníamos que estar preparados para ello, para lo cual debíamos contar con una formación social, capacitación técnica para atender una huerta familiar, una granjita, cultivar una expresión o habilidad artística como canto, oratoria, manualidades, pintura, ejecutar un instrumento, etc.
Ya organizadas, solicitamos al Alcalde Municipal que nos apoyara con tres cuerdas de terreno comunal; nos apoyó con una cuerda, que convirtió la escuela como un proyecto demostrativo que permitió a las jóvenes multiplicar los conocimientos teóricos y prácticos en casa.
Con el paso del tiempo la escuela se convirtió en mixta con la participación de jóvenes.
Después de terminar mi función conmo asesora, ellos organizados se incorporaron al programa Club 4-S del Ministerio deAgricultura, otras se desarrollaron como dirigentes.
Egresando del Colegio la Sagrada Familia, me traslado a la ciudad capital para continuar mis estudios, nuevamente becada a la Escuela Normal de Maestras de Educación ara el Hogar “Marion G. Bock”
En esta etapa estudiantil fui varias veces presidenta de aula, tuve el honor de pronunciar el Discurso de Graduación de mi Promoción de Maestras de Educación Para el Hogar, 1974 – 1977.
Durante mi práctica docente realizada en el municipio de San Juan Ostuncalco, Quetzaltenango, en la comunidad de Tuilcanabaj, tuve la Segunda Experiencia de organización. Aquí además de las charlas educativas, se hiizo un intento de poder sensibilizar a la comunidad en lal utilización del abono orgánico, producido con tecnología heredada de los abuelos. Inicialmente no tuvo eco la idea, porque la utilización del abono químico era más práctico y se ahorra tiempo. Sin embargo se hace realidad con un grupo de amas de casa y se construyen las aboneras orgánicas.
Lo interesante de esta experiencia es que después de más de veinte años se sigue haciendo. Se constituyó como una tradición, donde las mamás lo transmiten en forma oral a los hijos y estos mejoraron la idea; actualmente están produciendo abono orgánico a pequeña escala, con la idea de constituirse en empresas con producción a mediana escala.
Ya siendo Maestra de Educación Para el Hogar, mi primera experiencia de trabajo fue en la Asociación Pro Bienestar de la Familia -APROFAM- . Ha sido el trabajo más difícil de mi vida. Yo una jovencita sin mayor experiencia en la vida, me enrolo en un proyecto donde se tenía que abrir relaciones locales con las autoridades de salud, capacitar comadronas, visitar comunidades distantes. Lo más difícil de este trabajo fue enfrentar las relaciones institucionales conservando mi identidad con raíces culturales Maya Kiché. Rompí paradigmas. Lo normal para la sociedad dominante, es que una persona originaria de familia campesina maya y mujer que se incorpora al mundo de trabajo, es que se quite su traje, se olvide de su idioma materno y adquiera hábitos ajenos a su cultura. En mi caso fue diferente, me sentía orgullosa de tener raíces maya kiché y me identificaba como tal, por lo que me miraban con recelo y tenían actitudes de discriminación, pensando en el fondo, “esta es india, no sabe” pues es el estereotipo que se tiene de los descendientes de los mayas.
Pero a medida que se mantenía la relación institucional me fui ganando un espacio de respeto.
Estando en dicho proyecto, por iniciativa propia se implementó dentro de la capacitación de comadronas un módulo de cultivo y uso de medicina tradicional en el pre-natal y post-natal y en la vida familiar de la madre y el niño. Para ello fue necesario trabajar con las comadronas, organizarlas, capacitarlas y en la parte práctica brindarles asistencia técnica para su jardín botánico.
En la actualidad en esas areas algunas ONGs mantienen y fortalece esa linea de capacitación.
Trabajar en ese proyecto significó el reto de seguir estudiando para enfrentar momentos más difíciles.
En 1980 tuve la oportunidad de formar mi propia familia, mi esposo es médico y comparte el traajo comunitario. Tengo 3 hijos, 2 mujeres y 1 varón, cada uno con sus sueños, me apoyan en el trabajo con organizaciones, en donde un 80% son mujeres de diferentes comunidades rurales del altiplano occidental de mi paìs, hermanas maya Kiché, maya mam, maya tzutuhul.
Ya casada ingresé a la Universidad Rafael Landívar a estudiar Trabajo Social, en esa época ya no seguí trabajando en el campo de la salud, sino me incorporé al campo de la capacitación técnica, trabajando para el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad, impartiendo cursos de corte y confección, trabajo que me dio la oportunidad de conocer más comunidades de mi país y tomar conciencia que la situación de la mujer era muy difícil y más la de la mujer maya, que sufría triple discriminación, por ser maya, mujer y pobre.
Eso me alentaba a seguir estudiando, pues sabía que debía hacer algo para cambiar esa situación.
Mi país ya estaba viviendo la violencia política entre ejército y guerrilla, lo que hizo que mi trabajo comunitario fuera más cauteloso para evitar confusiones de ambos lados. Me dediqué a trabajar en capacitación técnica de la mujer y estudiar al mismo tiempo, logrando participar en dos investigaciones como Investigadora Asistente auspiciado por el Programa de Desarrollo Para la Población Indígena y la Universidad Rafael Landívar: El acceso de la mujer indígena a la educación superior y Niña maya y rendimiento escolar.
Obtuve el Grado de Técnico Universitario en Trabajo Social y continué estudios para la obtención de la licenciatura siempre en esa disciplina. En 1990 con los preparativos de los 500 años de la llegada de los españoles a tierras americanas, la situación social y política del país se fue flexibilizando, lo que me permitió participar en el Segundo Seminario de la Mujer Maya ante la Conmemoración de los 500 años.
De este seminario sale la iniciativa de formar el Consejo de Mujeres Mayas de Guatemala, organización de la cual fui una de las fundadoras, apoyando su fortalecimiento durante dos años, siendo encargada de la Secretaría de Relaciones Públicas.
Por razones familiares tuve la necesidad de cambiar de trabajo, incorporándome a la docencia en el Instituto Experimental Dr. Werner Ovalle López de la ciudad de Quetzaltenango, desempeñando las funciones de Orientadora Ocupacional, trabajando con jóvenes de ambos sexos de 11 a 14 años, teniendo una experiencia valiosa en el trabajo compartido de padres de familia, alumnos, maestros e instituciones del sector agrícola, pecuario, industrial y economía doméstica, trabajo que me permite poder sensibilizar, organizar y fortalecer a la mujer en sus diferentes expresiones culturales,económicas, técnicas y sociales. Para ello cuento con el apoyo de las autoridades del instituto para el uso de su infraestructura física. Es así que en 1992 se inició la aventura de poder contar con una organización de mujeres rurales en el departamento de Quetzaltenango, que apoyara las acciones de la mujer rural, su familia y su comunidad en el desarrollo integral, pero respetando su entorno cultural. El 8 de marzo de 1993, se convocaron a 150 mujeres comunitarias de los 24 municipios de Quetzaltenango, para un intercambio de experiencias del rol que desempeñan como mujeres, madres, hijas y líderes. Una de las necesidades expresadas era la de estar organizadas, por lo que al final del evento se acordó dejar una organización provisional que se encargara de darle vida a una organización formal.
Se dieron los primeros pasos de promoción de la organización ante instituciones nacionales e internacionales; como asesora de esta comisión provisional fui invitada por la Procuraduría de los Derechos Humanos en su Programa Mujer, para que con otras organizaciones afines, fuéramos anfitrionas del Primer Seminario Latinoamericano de Mujer Indígena, Artesanía Textil e Identidad Cultural, quedando la organización como anfitriona principal. Con esta designación debíamos de contar con un nombre; se convocó a la asamblea y se determinó ponerle Centro de la Mujer Belejeb Batz, que significa el día de la mujer, el día de la vida en el calendario maya. En idioma kiché significa nueve hilos o nueve meses de gestación para dar luz a una nueva vida; enn nuestro caso, era darle vida a una organización de mujeres rurales. Este evento fue apoyado por el programa de Voluntarios de las Naciones Unidas, países amigos como Francia, Alemania y España.
Después de este compromiso internacional fui invitada como representante de la organización a la Consulta Nacional sobre la Agenda de Reactivación de la Agricultura, promovida por el Ministerio de Agricultura, Unicef e I.I.C.A. de Guatemala. Después de varios meses de consulta, el Centro Belejeb Batz obtiene del Fondo Nacional para la Agricultura FONAGRO, el financiamiento para ejecutar y administrar cuatro proyectos pecuarios para mujeres rurales, confianza que permitió obtener nuestra personería jurídica, instalar una oficina y adquirir conocimientos sobre los pasos que se tienen que dar para la ejecución de un proyecto. Esa fue la puerta para que otras instituciones financieras mostraran interés de establecer convenios de cooperación con nuestra organización, teniendo en la actualidad 54 Centro de Desarrollo de la Mujer con proyectos en las áreas de agricultura, educación, salud, capacitación para el trabajo, empresa y formación de líderes.
Actualmente se está trabajando en el plan quinquenal 1998 -2002 y en Asamblea ordinaria de octubre de 1997 fui confirmada como Coordinadora General.
El trabajo sumado de 25 años de proyección comunitaria a permitido poder estar en eventos internacionales como panelista entre los cuales puedo mencionar:
-Visión política de la mujer maya. 1990—IIDH.-CAPEL, San José de Costa Rica.
-Mujer y Derechos Humanos. 1992—IIDH.
-Mujer Medio Ambiente y Comunidad. 1993—MAGA-Guatemala.
-El Rol de la Mujer Maya dentro de la Cultura Kiché. 1994. Universidad Rafael Landivar. Guatemala.
-Promoción, Organización, Capacitación, una alternativa al desarrollo integral de la mujer rural.
1997. Consejo de población. Guatemala.
RECONOCIMIENTOS:
-Centro de la Mujer Belejeb Batz, como socia fundadora. Marzo de 1997.
-Medalla Oficina Nacional de la Mujer,y diploma correspondiente. Febrero1997.
-Reconocimiento Nacional por trabajo realizado por la Superación de la Mujer Guatemalateca.
Contacto
Dr. Fredy Revilla
I.I.C.A
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